|   P R E G U N T A N D O 
                                          
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                                                  | "Para que el otro surja y   se anime a jugar hay que aprender a preguntar amorosamente, que es justamente lo   que en general no sabemos hacer. El saber preguntar bien es una actitud animada   por el amor. El que no está dispuesto a escuchar, en realidad no está   preguntando". Augusto Ricciardelli |  |  
                                            |  |  ¿Para qué   preguntamos? La primer respuesta que me surge es que preguntamos... para   tener una respuesta. Y remarco el "una", porque muchas veces nos   quedamos con una sola respuesta y creemos que esa respuesta es la única, que esa   respuesta satisface la pregunta. Y así, cerramos la pregunta y ya no hay más   respuestas posibles. 
 ¿Para qué   preguntamos? También preguntamos para pedir información, por ejemplo en la   pregunta "¿Qué hora es?", estoy pidiendo información sobre la hora actual. Y   volviendo a la idea anterior ¿no sería ridículo pretender, por ejemplo, que   siempre fueran las 11 de la mañana, o que para todo el mundo fueran las 11 de la   mañana? Sigamos preguntándonos... 
 ¿Para qué   preguntamos? Muchas veces preguntamos para confirmar lo que "ya sabemos". En   estos casos, y dependiendo de nuestra disposición, es posible que si la   respuesta no coincide con nuestro "saber previo", ni la tomamos en cuenta, la   rechazamos, o la ignoramos. 
 ¿Para qué   preguntamos? Preguntamos, también, para escuchar... o para escucharnos. En   palabras de Rafael Echeverría: "A través de la indagación hablamos para   escuchar". ¿Nos seguimos preguntando un poco más? 
 ¿Para qué   preguntamos? También podemos preguntar para explorar, para reflexionar, para   profundizar, para ampliar nuestra visión, para inventar, para buscar, para   aprender, para crear nuevas posibilidades, para relacionarnos, para conocernos,   para comunicarnos, para aprender... Cada respuesta abre un mundo distintos de   posibilidades. 
 
       Hablando de   preguntar... me estaba preguntando estos días ¿cómo escuchamos cuando nos   preguntan?
 Muchos de nosotros   tenemos la tendencia a escuchar las preguntas como una acusación. Cuando nos   preguntan algo, repetimos un hábito adquirido en nuestra infancia/adolescencia,   en la relación con nuestros maestros/profesores: las preguntas significaban que   estábamos siendo evaluados, y no tener a mano una respuesta "correcta"   significaba un reproche, una mala nota y a veces, la burla de nuestros   compañeros. Si no teníamos esa "respuesta correcta" éramos acusados de no haber   estudiado, de no saber, y hasta de ser tontos. 
 También en otros ámbitos,   como el familiar, como consecuencia de alguna travesura o pelea con nuestros   hermanos, primos o amigos, muchas veces escuchamos preguntas como: ¿Quién   empezó? O ¿Quién fue el que hizo ...? El tono acusatorio, en este caso, era   evidente, y el reto o castigo no tardaban en venir.
 Otras veces, cuando el   "culpable" ya estaba identificado, la pregunta podía ser algo así como ¿Por qué   hiciste eso? Aquí, la "respuesta correcta" era tener una buena explicación que   justifique lo sucedido.
 Estas experiencias   quedaron grabadas en nuestra memoria, en nuestro cuerpo, en nuestra emoción. Y   no son sólo de nuestra infancia, sino también, en nuestra vida como adultos   escuchamos preguntas como ¿qué pasó que llegaste tarde? ¿De dónde venís a esta   hora? ¿Por qué no está listo el informe que le pedí   ayer?... 
 Si escuchamos la pregunta   como acusación nos perdemos su posibilidad de exploración y reflexión. Y como es   el que escucha quien da sentido a la pregunta, es importante crear relaciones de   respeto y aceptación donde podamos... preguntarnos juntos.
 
                                          
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                                                  | "Lo importante es no dejar   de hacerse preguntas". Albert   Einstein |  |  
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                                                  | "Hacer preguntas   es prueba de que se piensa".  Rabindranath   Tagore |  |  
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                                                  | DEPENDE DE CÓMO   PREGUNTES Cuentan   que una vez, en un monasterio, un padre dominico se paseaba rezando el rosario,   cuando se cruzó con un jesuita quien también rezaba el rosario pero ostentaba en   la boca un solemne y aromático tabaco. "Perdóneme padre", dijo el dominico, "a   mí me encantan los puros pero el Santo Padre me prohibió fumar mientras rezo.   ¿Cómo consiguió Ud. el permiso?". El jesuita exhaló una suave bocanada de humo y   respondió con una pregunta "Mil excusas padre, ¿pero como le pidió Ud.   autorización al Santo Padre?". "Pues bien" replicó el dominico, "yo le escribí   una carta confesando el modesto placer que me ofrece una ocasional fumada y le   pregunté si podía rezar mientras fumaba. Su Santidad me dijo que la oración   demanda suma concentración y que no debía distraerme   fumando." El jesuita lanzó   hacia el cielo un anillo de humo que se desvaneció en el aire como una promesa y   comentó, "Padre, yo escribí a Roma explicando que mi devoción a rezar era tan   continua que me mortificaba cualquier interrupción, lo cual me movía a suplicar   que me permitieran seguir rezando aún mientras fumaba. Su Santidad me respondió   elogiando mi espiritualidad y alentándome a que no dejara de rezar nunca, ni   siquiera cuando fumara". El jesuita sacudió las cenizas del tabaco y añadió con   una afable sonrisa, "En realidad, padre, como creo que afirmaba Santo Tomás de   Aquino, todo depende de cómo se formula la pregunta". |  |  
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                                                  | Pablo Neruda (El libro de las preguntas) III
 Dime, la rosa está desnuda
 o sólo tiene ese vestido?
 Por qué los árboles esconden el esplendor de sus raíces?
 Quién oye los remordimientos del automóvil criminal?
 Hay algo más triste en el mundo que un tren inmóvil en la lluvia?
 
 XXII  Amor, amor aquel y aquella, si ya no son, dónde se fueron?
 Ayer, ayer dije a mis ojos cuándo volveremos a vernos?
 Y cuando se muda el paisaje son tus manos o son tus guantes?
 Cuando canta el azul del agua cómo huele el rumor del cielo?
 XXXI A quién le puedo preguntar qué vine a hacer en este mundo?
 
 Por qué me muevo sin querer,
 por qué no puedo estar inmóvil?
 Por qué voy rodando sin ruedas, volando sin alas ni plumas,
 y qué me dio por transmigrar si viven en Chile mis huesos?
 
 XLV El amarillo de los bosques es el mismo del año ayer?
 Y se repite el vuelo negro de la tenaz ave marina?
 Y donde termina el espacio se llama muerte o infinito?
 Qué pesan más en la cintura, los dolores o los recuerdos?
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