|   C O N V E R S A N D O 
                                          
                                            |  |  
                                            | 
                                                
                                                  | "Maturana ha venido   postulando que no controlamos el lenguaje; es el lenguaje el que nos controla a   nosotros. Como otras acciones -por ejemplo, el movimiento y la percepción-, el   lenguaje es una emanación de nuestra estructura, y a su vez nos determina... La   gente puede quedar atrapada por su manera de usar el   lenguaje". Dr. Patch Adams |  |  
                                            |  |  Vivimos en el conversar   como peces en el agua. Nuestra vida cotidiana transcurre en medio de   conversaciones (internas o con otro/s). Escribir un mail, responder otro, leer,   reflexionar, pedir, ordenar, debatir, evaluar, preguntar, opinar... Pensar,   hablar, escuchar. Nuestras conversaciones nos permiten coordinar accionar,   comunicarnos y relacionarnos.
 Aprendimos a hablar   aproximadamente ... ¿a los 2 años? Aprendimos a escuchar espontáneamente...   ¿Aprendimos, alguna vez, a conversar? 
 Si no logramos   comunicarnos con alguien, es probable que pensemos "no entiende lo que le estoy   diciendo" y volvemos a decir, una y otra vez, lo mismo. Muchas veces sin lograr   esa comunicación deseada.
 Peor aún es cuando   creemos habernos comunicado efectivamente y los resultados posteriores no son   los esperados, donde surgen diálogos como:- Pero si yo te había dicho que   ...
 - ¡No! Lo que vos me dijiste es que ...
 - ¿Ves? Al final siempre pasa   lo mismo, siempre sos ...
 
 Antes de iniciar una   conversación, y si ésta es importante para nosotros, podemos tener en cuenta   algunos puntos. Como, por ejemplo: ¿Está dispuesta la otra persona a escucharme?   ¿Es un buen momento para iniciar la conversación? ¿Es el lugar adecuado? ¿Le   interesa el tema a tratar? Y sobre todo aprender a observar (y observarme) desde   dónde estoy hablando y escuchando.     
    Decimos que el conversar   es una danza entre el hablar y el escuchar. Y nos preguntamos ¿Acaso existe la   danza sin el danzarín? ¿Existe un hablar o escuchar separado de la persona que   habla o escucha? Expresado en palabras del biólogo chileno Humberto Maturana   "Todo lo dicho es dicho por alguien a otro alguien que escucha y que podría ser   él mismo". Y a partir de esta frase, que parece tan obvia, la conversación   empieza a tomar vida, ya no hablamos sólo de "la conversación", hablamos de las   personas que conversan. 
 Así empezamos a darnos   cuenta que escuchamos no sólo las palabras del orador, sino también su tono de   voz, la emoción que transmite, su estado anímico, la postura de su cuerpo.   Comenzamos a escuchar lo no dicho, los supuestos, creencias, juicios,   inquietudes que llevan a quien habla a decir lo que dice. Y la persona, el ser   humano que habla, adquiere de esta manera una importancia fundamental, pues es   ese "alguien" que dice lo que dice. 
 Del mismo modo observamos   que la persona que está escuchando adquiere relevancia. ¿Desde qué emoción o   estado de ánimo estoy escuchando? ¿Cuáles son mis juicios previos sobre quien   habla? ¿Cómo es mi relación con esa persona? ¿Qué ideas tengo respecto a lo que   dice? ¿Cómo está mi cuerpo? ¿Cómo afecta mi vida lo dicho? ¿Me interesa? ¿Qué es   lo que quiero? 
 Y de acuerdo a quién esté   siendo quien escucha, según cómo esté, será su interpretación de lo escuchado y   le dará un sentido personal. Así, quien escucha, adquiere doble importancia,   pues cuando hablamos lo hacemos para ser escuchados. Y la persona que nos está   escuchando, interpreta activamente lo que decimos, le da un sentido propio, y   actúa según esa interpretación y sentido. 
 Las conversaciones que   mantenemos determinan nuestras relaciones. Lo que hablamos y escuchamos, lo que   nos decimos a nosotros mismos, determina el mundo de acciones que es posible   para nosotros. Por ello el desarrollo de nuestras competencias conversacionales   puede llevar a nuestra vida mayor efectividad y bienestar. 
                                          
                                            |  |  
                                            | 
                                                
                                                  | "Te hablas demasiado a ti   mismo. Todos lo hacemos.Mantenemos nuestro mundo con nuestro diálogo   interno".
 Carlos Castaneda |  |  
                                            |  |    
                                          
                                            |  |  
                                            | 
                                                
                                                  | Lo que somos se construye en nuestras   conversaciones históricas acerca de nosotros mismos, incluyendo las narrativas   históricas en las cuales nacemos sin tener conciencia de ello. 
 Las   conversaciones de la vida de un individuo surgen desde estas narrativas   históricas. Ellas fundamentan sus intereses, posibilidades y estándares para   actuar y enjuiciar acciones. Ya estamos en medio de estas narrativas antes de   efectuar ninguna acción; antes de hablar o escuchar en cualquier   conversación.
 Fernando   Flores
 |  |  
                                            |  |      
                                          
                                            |  |  
                                            | 
                                                
                                                  | Los diez virus   del lenguaje 
                                                        
                                                          No hacer   pedidos.
                                                          Vivir con   expectativas no comunicadas.
                                                          Hacer pedidos poco   claros.
                                                          No observar el tono   del pedido.
                                                          Prometer incluso   cuando no se tiene claro lo que se ha pedido.
                                                          No rehusar los   pedidos.
                                                          Faltar a las   promesas sin preocuparse: socavando la confianza.
                                                          Tratar las   valoraciones como si fueran la verdad o como afirmaciones   (hechos).
                                                          Hacer juicios sin un   fundamento riguroso.
                                                          Hacer afirmaciones y   declaraciones fantásticas.
 Dr. Matthew Budd
 |  |  
                                            |  |      
                                          
                                            |  |  
                                            | 
                                                
                                                  | Escuchar  Había una vez un hombre que tenía una cabaña en las montañas. Cada sábado por la mañana conducía hasta su cabaña por un peligroso camino lleno de curvas cerradas, abismos sin vallas protectoras y engañosos virajes. Una mañana de sábado, el hombre se dirigía a su cabaña. Al aproximarse a una de las curvas redujo la velocidad. De repente, del otro lado de la curva surgió un auto casi fuera de control. El auto estuvo a punto de caer por el abismo pero en el último segundo su conductor consiguió ponerlo de nuevo en el camino. El auto avanzaba zigzagueando. ¡Dios mío!, pensó, ¡va a estrellarse conmigo!. El auto se avalanzó sobre él estrepitosamente. Justo cuando estaba a punto de golpearlo -en el último momento- se desvió bruscamente hacia su carril. Al pasar junto a él una mujer asomó su cabeza por la ventanilla y le gritó a todo pulmón "¡¡¡ Cerdo!!!". ¿Qué?, pensó él. ¿Cómo se atreve a llamarme así? ¡Estaba exasperado por el insulto! De manera instantánea gritó: "¡¡¡Cerda!!!", mientras ella continuaba su camino.  "¡Yo estaba en mi línea!" ¡Era ella la que venía de un lado a otro!", rezongó. Luego comenzó a controlar su ira; sonrió y se sintió complacido por su pronta y aguda respuesta. "Le di su merecido", pensó muy altivo. Acto seguido, pisó el acelerador a fondo, tomó velocidad alrededor de esa curva ciega... ¡Y se estrelló con el cerdo! |  |  
                                            |  |  Sólo una Naranja  Al llegar de la escuela dos hermanos entraron gritando:-Queremos una   naranja.
 Había una sola. Pero, sin entrar en detalles ni averiguar más, la   madre les dijo que sí y que enseguida les llevaría la fruta al comedor.
 En la   cocina cortó la naranja por la mitad y llevó ambas mitades a la mesa.
 Al ver   sus platos, ambos niños comenzaron a llorar.
 -¿Qué pasa? He sido lo más justa   posible. ¿Por qué lloran?
 -Yo -dijo uno de los chicos- porque sólo necesitaba   la cáscara para hacer una artesanía.
 -Y yo -completó el otro- porque sólo   quería tomar el jugo.
 
 |