|    APRENDER  EN  LA  ACCIÓN 
                                          
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                                                  | "Nunca sabemos qué   sucederá a continuación; tampoco sabemos por qué sucede lo que sucede.   Inventamos explicaciones individuales, familiares, nacionales, religiosas o   culturales. Queremos saber para poder predecir, para elegir un curso de acción o   para intentar controlar nuestra vida, aunque sea un poco. Pero la verdad es que   no sabemos". Janet Cedar   Spring  |  |  
                                            |  |  Tal vez, y   paradójicamente, algunos de los ámbitos donde más podemos aprender son aquéllos   donde accionamos diariamente. Respirar, caminar, comer, hablar, escuchar,   coordinar acciones con otros. Son competencias básicas para vivir, que hemos   aprendido en nuestra infancia y... ¿cuánto tiempo hace que no las   revisamos?     Probablemente   creemos que porque lo hacemos cotidianamente, sabemos hacerlo. Pero, por   ejemplo, ¿cómo está tu postura corporal en este momento? ¿estás sentado,   relajado, con la columna recta? o ¿Hay tensión en tus hombros? ¿estará tu cabeza   inclinada hacia adelante? ¿cómo están tus brazos y tus manos?    Pasando a otro ámbito.   ¿Cómo son las conversaciones con la gente que te rodea? ¿Son conversaciones   efectivas? ¿Hay conflicto, rechazo, tensos silencios? ¿Cómo son tus   conversaciones personales contigo mismo?    El primer paso para poder   aprender es detectar el ámbito donde nuestra capacidad puede ser mejorada, tomar   conciencia de la brecha entre nuestra competencia actual y la competencia   posible y/o deseada en dicho ámbito.    Vale entonces   preguntarnos ¿en qué ámbitos de mi vida no estoy siendo conciente de una   posibilidad de aprendizaje? ¿en qué áreas que aún no estoy viendo puedo mejorar,   aprender nuevas posibilidades? Qué difícil es aprender   algo nuevo, cuando pretendemos hacer las cosas solos, perfectas y en la primera   vez! ¡Qué difícil es aprender algo nuevo, cuando no damos (o no nos damos)   permiso para equivocarnos! ¡Qué difícil es aprender algo nuevo, cuando   pretendemos saber todo! Y... qué difícil se hace vivir en este tiempo de   cambios, con esta dificultad para aprender.
 Como adultos, estamos   habituados a aprender nuevas técnicas, nuevos conocimientos, nuevas disciplinas.   Sin embargo, muchas veces, al llevar estos conocimientos a la experiencia, a la   vida cotidiana, suceden cosas distintas de las que esperábamos. Y los resultados   que pretendíamos obtener, no llegan. Se nos dificulta llevar a la acción,   incorporar en nosotros dicho aprendizaje. 
 En esta época vivimos en   una tendencia a buscar el "cómo hacer" determinada cosa, en buscar "la receta" y   muchas veces nos olvidamos del "quién hace". Y sucede que, "los 10 secretos para   ser feliz" o "los 10 secretos para la empresa super rentable" no están   funcionando. Sin desvalorizar la importancia de lo técnico, proponemos poner el   foco en la persona, equipo u organización que buscan cierto   resultado. 
 Antes de preguntarnos   ¿cómo se hace?, poder preguntarnos ¿quién estoy/estamos siendo? ¿Qué   estoy/estamos viendo? ¿Qué es lo que NO estoy/estamos viendo? ¿Cuáles son   mis/nuestras expectativas? ¿Cuáles son mis/nuestras dificultades? ¿Qué me/nos   pasó en una experiencia anterior? ¿Cuáles son mis/nuestras tendencias? ¿Qué   costos estoy/estamos dispuestos a pagar?
 Tanto en el ámbito   personal, como en el familiar, empresarial y social, la posibilidad de lograr   los resultados que nos importan dependen de las acciones que realizamos. Lo que   a veces olvidamos es que no hay acción sin actor, no hay acción en abstracto. La   acción, y por ende el resultado a producir, depende enteramente de quien la   lleva a cabo.
   
                                          
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                                                  | ENTRE LO QUE LEES Y LO   QUE EXPERIMENTAS   Un joven que vivía en un   pequeño poblado del interior de Grecia no conocía el mar y deseaba aprender   sobre él.
 Paso horas y horas en bibliotecas silenciosas, se sumergió en   libros que lo describían y de los cuales aprendió mucho. Así fue capaz de   describir su extensión, nombrar las criaturas que en él habitaban e incluso   sabía los colores que el sol derramaba sobre la superficie al   poniente.
 
 Su mente se pobló de toda clase de impresiones acerca de eso   llamado océano. Cierto día recibió una invitación para viajar a la costa. Llego   cuando el sol se ponía sobre las aguas. Los sonidos de las rompientes y la   espuma salpicada magnificaban su hermosura. Corrió hasta la orilla, hundió sus   manos bajo la superficie y llevo a su boca el agua salada.
 
 Quitándose los   zapatos se internó en el océano y sintió la suavidad del agua que limpiaba la   arena de sus pies. Mientras el mar se arremolinaba en derredor de sus piernas y   la luz solar danzaba colorida hacia sus ojos, pensó: ¡conque esto es el   océano!
 
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                                                  | EL   ERUDITO Un reconocido   profesor, en su afán de seguir aprendiendo, decidió visitar a un maestro   Zen. Viajó cientos de   kilómetros y esperó varios días para mantener una entrevista personal con   él. Finalmente el   erudito se sentó a la mesa junto al maestro y, mientras un sirviente colocaba   tazas de té delante de ellos, comenzó a hablar de sus éxitos, los títulos   académicos que poseía y los estudios que había realizado.  el maestro   permaneció en silencio mientras el hombre hablaba sin cesar de sus   conocimientos, explicándole que quería ser su discípulo y aprender de   él. El maestro Zen   comenzó a servirle su taza de té, llenándola hasta desbordarla, alcanzando el   plato, ensuciando la mesa y derramándola sobre sus piernas. - ¡Está derramando   té por todas partes! -dijo el hombre, sorprendido. - Eres como esta   taza de té. -le respondió el maestro- Estás tan lleno de tu conocimiento que ya   no cabe nada nuevo.    |  |  
                                            |  |    Rafael Echeverría  La experiencia nos muestra cuántas veces solemos operar presumiendo que sabemos, para luego descubrir cuán ignorantes realmente éramos. Uno de los problemas cruciales del aprendizaje es que muy frecuentemente no sabemos que no sabemos. Y cuando ello sucede, simplemente cerramos la posibilidad del aprendizaje y abordamos un terreno pleno de posibilidades de aprender cosas nuevas, como si fuera un terreno ya conocido.
 Cualquier cosa nueva que se nos dice, queda por lo tanto atrapada en lo ya conocido o en la descalificación prematura.
 
 El problema básico del aprendizaje no reside en que hay determinadas cosas que aprender, y las hay en abundancia. El problema consiste en que la empresa debe estar continuamente aprendiendo como parte de su quehacer cotidiano. El aprendizaje es hoy en día parte inherente del trabajo. En el pasado hablábamos de aprendizaje cuando detectábamos un "algo" que requería ser aprendido. En la actualidad ello se ha invertido. El aprendizaje es una disposición básica que está buscando, inventando, lo que requiere ser aprendido y que, como disposición, debe estar presente incluso antes que asome lo que se aprenderá.
 ... El aprendizaje no es sólo una manera de incrementar nuestras competencias, nuestra capacidad de acción. Es también una acción en sí misma, que requiere de competencias propias. Hasta ahora, el énfasis estaba puesto en las acciones que se aprendían, pero escasamente en las acciones que aseguran aprendizajes eficaces. Se nos enseña muchas cosas, pero no se nos enseña a "aprender a aprender".
 
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