Últimamente me cuesta sentarme a escribir las Newsletter y quiero contarte un poco de eso: Hace bastantes años comencé trabajando con Coaching ontológico, algo que me maravillaba desde que estaba estudiando psicología en la universidad. En su momento el Coaching llamó mi atención particularmente por los tiempos que tiene.  Los tiempos del Coaching suelen ser tiempos acotados, bastante acordes a los tiempos que vivimos hoy, en los que necesitamos los resultados en tiempos breves. Con el paso del tiempo, comencé a hacer énfasis en el liderazgo emocional, algo que hoy creo fundamental para lograr cualquier cosa en la vida. Algo que todos necesitamos saber tanto respecto a liderar nuestros estados emocionales como a ser capaces de comprender y adecuarnos –en cierta medida- a los estados emocionales de los demás.

Hace algunos años, sentí que solo el Coaching Ontológico y el Liderazgo Emocional  no alcanzaban para lograr la plenitud. Y no solo para eso, sino para poder llevar de verdad a la vida uno de los principios básicos del Coaching Ontológico: que es el Respeto del Otro como legitimo Otro. Cuando hablamos de esto en Coaching no hablamos del respeto como solemos entenderlo socialmente. Es decir, un respeto que tiene más que ver con la cortesía que con respetar a las personas. Cuando en Coaching, hablamos de Respeto del Otro como legitimo Otro, lo decimos en el sentido planteado por el Biólogo Chileno Humberto Maturana, es decir respetar es igual a legitimar, a validar a quien ese otro es, lo que ese otro hace, lo que ese otro siente y lo que ese otro dice que siente. Y todas estas cosas, créeme, muy pocas veces ocurren.

Lo cierto es que todo esto me ha llevado, a trabajar hace casi un año y medio con el Coaching espiritual, que –por supuesto- no tiene que ver con ninguna religión, sino con descubrir que todo lo que buscamos afuera está ya dentro de nosotros. Y básicamente a mi juicio con poder trabajar para y desde el amor, que es la fuente inagotable de poder personal, que es el principio y el fin de todas las cosas que nos importan… desde que trabajo desde ese espacio se me hace difícil sentarme a escribir desde el Coaching Ontológico, dejando entre paréntesis lo espiritual.

Retomando el tema del respeto, si te detienes unos días a observar, verás que las personas suelen poner buena parte de su energía en querer cambiar a los otros, en criticarlos, etiquetarlos, etc. Y como ya sabes, no se puede centrar la energía en dos cosas a la vez: o respetas a quien ese otro es, o te fijas si cumple con tus expectativas acerca de quién él debería ser. Haces una cosa o la otra, pero nunca puedes hacer ambas a la vez.

En no pocos entrenamientos, veo que hay un punto anterior, gran parte de las personas no se quiere. Y el amor, como todo, comienza en casa. ¿A quién puedo querer si no me quiero? ¿Cómo puedo respetar al otro si yo mismo no me respeto? ¿Cómo puedes respetar las decisiones ajenas sino no respetas las tuyas y permites que otros las pasen por alto? ¿Cómo puedes mirar con compasión los errores de los otros, si te miras con desamor cuando cometes los propios?

Como dice Wayne Dyer, no se puede dar de lo que no se tiene. Para dar legitimo respeto a los demás, debemos comenzar por respetarnos a nosotros mismos, en el más amplio sentido de la palabra. Cuando lo logremos, el respeto por los otros, sencillamente fluirá, no habrá otras opciones posibles para nosotros del mismo modo que para alguien pleno de amor, el odio no es una opción. De igual modo, para alguien que se ama y se respeta, la invalidación de los otros nunca puede ser una opción…

Un abrazo.
Gracias por leerme.

Cristina