Parece tan obvio que cada uno de nosotros tiene que ser el director y el actor principal de su propia vida; pero aunque parezca obvio eso no siempre pasa.

A veces no nos pasa en un determinado momento porque nos vamos metiendo en situaciones en las que vamos perdiendo el control casi sin darnos cuenta; otras –estamos con personas tóxicas- y cuando nos detenemos a ver –o el malestar nos detiene- vemos que las cosas "se" encauzaron para un lugar de poco bien-estar para nosotros.

Y otras veces por miedo, por comodidad, por no pagar ciertos precios o porque dudamos de nuestra capacidad de crear otras cosas, estamos sentados en la platea mirando una obra de teatro como si no pudiéramos hacer nada al respecto. Conformándonos con la ilusoria falacia de que la próxima escena va a ser de nuestro agrado.

No nos gusta lo que vemos, nos quedamos mirando pero creemos que por arte de magia las cosas cambiarán.

Y a veces eso pasa en la vida, afortunadamente.

Pero no siempre…

En cambio, cuando decidimos ser los directores y los protagonistas de nuestra propia película, si o si los milagros suceden. Y el primero es que nos damos cuenta de cuanto poder tenemos. Cuando hablo de poder, me refiero al Poder de darnos cuenta de que podemos crear lo que queremos y podemos ser quien decidamos ser. Lo único que nos hace falta es tomar las riendas del carruaje. Es salirnos de la tribuna y entrar de una buena vez a la cancha a jugar nuestro único partido. ¿Cuál seria el sentido de que otro nos dirija, o de que otro juegue "nuestro juego" y mirar, cuando tenemos todo para ser el mejor jugador del mundo? ¿Cuál seria el sentido de no tomar cartas en el asunto cuando todo lo nuestro está y se juega ahí? ¿Cuándo nuestra felicidad depende de que cómo se jueguen las cartas?

Es natural sentir miedo frente a ciertas circunstancias, sentirnos cansados en otras, lo que no es natural es que dejemos el control de nuestra vida. A tal punto no es natural que cuando nos topamos con personas tóxicas que quieren manejarnos o que pretenden inmiscuirse en nuestras cosas, sentimos en el cuerpo el malestar…

A tal punto no es natural, que cuando llevas un tiempo viviendo de ese modo, pierdes la motivación, ya no sientes por las cosas el interés de otros tiempos…

Pero siempre hay algo que puedes hacer para re-encauzar las cosas, para tomar la dirección…

Aunque se trate de un trabajo que no te importa o que no disfrutas,

Aunque se trate de poner en marcha en tu vida, los valores o ubicar primero las cosas que son importantes para ti,

O de comenzar a poner límites y decir lo que no te atreves a decir

O de cumplir viejos sueños

O de decidirte a comenzar con ese proyecto o ese cambio que hace tanto tienes pendiente

O de aprender a hacer lo que admiras en otros y te dices que no es para ti

No importa que sea, importa que te recuerdes a ti mismo que tú tienes que tomar el control.

Que -aunque necesites aprender algunas cosas- en este partido tienes que ser "titular", tienes todo para ser el "Messí" del partido, solo tienes que ponerte la camiseta y decidirte a jugar TU partido, a vivir al 100 por ciento…

Nuestra vida es lo que nosotros decidimos que sea.

Mil gracias por leerme.
Un abrazo.

Cristina