Entre muchas cosas, aprender a comunicarse en forma efectiva, implica poder poner en palabras, el "lado oscuro" de nuestras comunicaciones. Hablo de "lado oscuro" refiriéndome a aquella parte de lo que pensamos o sentimos, acerca de nuestra relación con el otro, de ese otro, etc. y que -de ningún modo- podríamos poner en palabras, porque de hacerlo, la relación muy probablemente terminaría o las consecuencias no serian para nada buenas.
Hay una parte primaria e importante que quiero rescatar del proceso de poner en palabras esa parte de nuestra relación o de nuestra opinión sobre el otro. Doy –por supuesto- que si gastamos tiempo personal en pensar "mal" sobre el otro, es porque de algún modo eso influye en nuestra vida, ya que de no influir, sobreentiendo que ninguno de nosotros perdería un solo minuto de nuestro valioso tiempo en opinar sobre lo que no nos incumbe.
Aclarado eso, vayamos al punto. He visto tanto en mi propio proceso personal como en el trabajo con los alumnos, clientes, etc. que –cuando las personas mantienen esa parte oculta de las comunicaciones (y por ende, de las relaciones)- y tienen tanto que decir en contra de otra persona, es por lo general porque no se están haciendo cargo al 100 por ciento de su propio papel protagónico en la historia.
No importa que la persona en cuestión sea del trabajo, la pareja, la familia, etc. Cuando tengo tanto para decir el otro, generalmente desde un espacio que me genera sufrimiento, hay una parte que no estoy pudiendo mirar. En algún lugar me estoy ubicando como víctima de la historia y no, como protagonista. En algún lugar, no estoy pudiendo ver que yo soy participe principal y necesario para que las cosas sean como son. Mi intención ni mi propuesta apuntan a acusarnos o a echarnos la culpa. Pero sí, a despertar. Porque cuando te quedas en ese espacio del que te hablo, lo único que haces es vivir en el re-sentimiento. Lo que no augura grandes cosas para tu vida: ni desde la salud, ni desde la efectividad.
Ya lo sabes, si no eres parte del problema, tampoco serás parte de la solución.
Por eso, es mejor ver cómo contribuyes a que las cosas sean como son. Qué no estás pudiendo hacer o qué estás haciendo y sería bueno que cambiaras en tus acciones para que las cosas cambien. Cuál es tu espacio de poder personal en esta historia y del cual no te estás haciendo cargo. Qué cosas que estás esperando que solucionen otros, deberías solucionarlas tú. Qué pedidos puedes hacer. Qué necesidades que esperas que otros satisfagan, podrías satisfacer tú mismo. Qué costos necesitas pagar para que las cosas hoy sean distintas y no te atreves. Qué necesitas para lograr pagar esos costos.
Cuando logras avanzar en el proceso de hacerte cargo de tu parte, lo que necesitas poner en palabras, es algo muy distinto; si es que aún hay algo que necesites decir…
Mi profunda gratitud por estar ahí
Cristina